Cierro los ojos y mis labios dibujan perfectamente el recuerdo de nuestro beso. Ese que recorrió kilometros para llegar hasta mi boca. El que tenía sabor al dulce enamoramiento adolescente e ingenuo.
Mi respiración se acelera y esa sensación de 'aynoséqué' se instala de nuevo en mi cuerpo. Es que tanto te deseé, tanto te esperé, que me resulta increíble saber que ahora somos uno los dos. Una delantera indiscutible, digna de disputar hasta el último partido del Mundial.
Pasa el tiempo y la decisión de tomarte de la mano y caminar por la ruta que el destino nos va escribiendo, me parece correcta. Indiscutible. No imagino otra vida que no sea con vos. Con nosotros. Con ellos.
Te amo tanto que vales cada uno de mis suspiros. Una por una mis lágrimas. Todos mis enojos y caprichos.
Soy tuya. Sos mío. Somos. Incluirte en mis planes me hace fuerte.
Cierro los ojos para que mi memoria ponga play y reproduzca de nuevo el encuentro. Ese que arrancó con nuestro último primer beso...
UMS