lunes, 28 de octubre de 2013

Aviso


Se alquila. Excelente y acogedor. Vacío. 
Disponibilidad inmediata. Dueño directo.
Sus últimos inquilinos fueron descuidados, pintado a nuevo. 
Accesible. Amplio. Ideal para 2 personas.
No se aceptan vuelteros, malhumorados y poco sociables.
Se pide como garantía ser una persona independiente.

Tratar aquí.



UMS

viernes, 25 de octubre de 2013

Careta

¿Quién o qué se esconde detrás de un avatar?

¿Será acaso el amor de tu vida? ¿Un archienemigo? ¿Una madre? ¿Un jefe? ¿Tu mujer?

Qué divertido jugar un instante a ser quienes no somos. Disfrutar impunemente del acting. Desarrollar nuestras travesuras más infantiles con tácticas merecedoras de una partida de TEG. Escribir sin vergüenza historias que sólo nuestro inconsciente conocía y no se animaba a revelar.

Detrás de ese avatar, de esa careta hecha de pixeles, se ocultan miedos y fortalezas; personalidades sólidas y cautivantes que dan rienda suelta a personajes maravillosos.




¿Quién no se enamoró de un avatar y de las palabras que lo hacían aún más lindo? Qué perfecto maquillaje son las letras bien colocadas. 

Leer es un placer que los ojos saborean y la cabeza procesa.

"No te conviertas en serpiente y caigas bajo el encanto de la música de un avatar", te lo dijeron y tus oídos se negaron a escuchar. Pero qué importaba, sus frases hacían vibrar hasta tu fibra más intima y vos lo disfrutaste. Vos LO disfrutás. En sus oraciones encontrás un refugio, un escape breve de la realidad.
Cuánta fantasía se desarrolla gracias al abecedario y sus múltiples usos. La risa y el llanto muchas veces van de la mano para desembarcar en una aventura intachable al momento de gestionar sentimientos.

Enamorarse de lo desconocido, de lo intocable, del desafío, de la misma intriga... Eso, justamente eso, convierte a la lectura en algo apasionante.

No me pidas que me saque la careta. La quiero llevar puesta hasta carnaval.


UMS

domingo, 20 de octubre de 2013

Ella


Es mi ejemplo a seguir.
Es a quien le agradezco cada instante de mi vida.
Es quien me enseñó -junto a mi otro superhéroe- que todo se puede.
Me malcrió, se enojó y me educó.
Hasta el día de hoy, sus abrazos sanan, al igual que sus palabras.
No vuela, ni tiene visión de rayos X. 


Me demostró desde el primer minuto de vida que las heroínas no siempre usan capa, ni tienen superpoderes. A veces se llaman 'mamá' y te solucionan un problema que creíste irremediable en un microsegundo.

Todavía no decido qué quiero ser cuando sea grande, pero definitivamente espero ser un fiel reflejo para mis hijos de lo que ella y todo su encanto simbolizan en mi vida.

-Caminá, mami. Yo simplemente quiero pisar tus huellas.


UMS

viernes, 18 de octubre de 2013

Un mal necesario

"Me lo quiero cruzar. Me lo quiero cruzar. Me lo quiero cruzar...", rogué en silencio muchas veces después de haber cortado con él. Con mi ex. Digo 'mi ex' porque decirle ‘ese flaco que no te la remaba ni en una bañera’, no suena tan bien en los oídos quien me escucha.

Quería que me vea y que se retuerza de la bronca y el dolor al encontrarme bien. 


¿Qué se pensó? ¿Que iba a llorar por los siglos de los siglos su ausencia? ¿Que permitiría que mi cuerpo se convierta en un depósito de carbohidratos? No, señor. Todo lo contrario.


Sin quererlo, tal vez, mi figura se amoldó a mi nueva necesidad: VERME BIEN. 

A diferencia de muchas, frente a la ruptura opté por no tocar mi pelo. No transformé a mi cabellera en una víctima inevitable de mis estados de ánimo; sabiendo que, en muchas oportunidades, lo que hacemos con nuestro pelo termina siendo un desastre aún más grande que nuestra relación amorosa fallida.

Por otro lado, adelgacé lo suficiente como para volver a un talle que no recordaba que existía. Otro punto a favor: tener que renovar el vestuario porque la ropa que tenía me quedaba grande. Esa es una de las ventajas fundamentales de adelgazar,  no sólo nos hace bien a nuestra salud, sino a nuestro placard. Adiós lo viejo, bienvenido lo nuevo.


"Me lo quiero cruzar. Me lo quiero cruzar. Me lo quiero cruzar...", seguía pensando.


Salí con amigas. Disfruté de mi familia. Asumí que las canciones que teníamos en común no iban a poder ser borradas de mi memoria, sino que iban a formar parte del playlist de mi vida. Le pedí a mi corazón que no se apure. Que si bien estaba vacante, no era necesario llenar ese vacío con el primer flaco divino con sonrisa compradora que me enamore. No me hizo caso, pero a esa historia la dejo para otro día.


Y al final de cuentas, un día soleado por la mañana, un mayo frío, me lo crucé. Él salía de la entrada del subte. Barbudo, aún flaco, bien vestido. Yo, diosa. Con el pelo digno de una publicidad de acondicionadores y la alegría de tener la cabeza y el corazón en armonía. Lo vi. Él, estoy más que segura, me vio. Pasó por mi lado  y pensé que iba a poder decir eso que siempre quise: "Lo que te perdiste, papito". Pero no. Ni yo hablé, ni él habló. Ese encuentro tan esperado, pasó invisible, insulso. La NADA misma.


Supuse que tantos cambios positivos en mi vida no eran para hacerle un mal a él, sino un bien a mí. 






Fue un mal necesario, de esos que te hacen dar cuenta que en la batalla contra uno mismo, no hay mejor  mecanismo de defensa que el amor propio.






miércoles, 16 de octubre de 2013

Las noches se inventaron para extrañar

El que se va sin que lo echen, no necesariamente vuelve sin que lo llamen. A veces, no vuelve nunca más. En algunas oportunidades un “alguien” se te escurre de los brazos y no te da tiempo de pedirle que se quede al menos unos instantes más.

Qué difícil es convivir con la presencia de una ausencia. Soportar la necesidad de hablar y que te respondan. De que te escuchen, o al menos simulen hacerlo. De refugiarte en un abrazo sanador.

Desgarrador es el momento, ese preciso momento, en el que llorás y lo único que se escucha es el eco de tus lágrimas.

Con el tiempo reconocés –otra no queda- que ese vacío se puede llenar de algo tan importante y valioso como el recuerdo. Cerrás los ojos y escuchás su voz, tratás de no olvidarla. Cerrás tus manos con fuerza para poder sentir la piel de esa mano que te agarraba y te hacía indestructible. Abrís tu corazón para rescatar sentimientos que creíste nunca ibas a recuperar. 




Pasan las horas, los días y las noches, esas que se inventaron para extrañar, y vos seguís ahí, a la espera. A la espera de algo que sabés que sólo va a volver siempre que vos te lo propongas con el corazón.

Te fuiste, ahora volvé en forma de canción.


UMS

martes, 15 de octubre de 2013

Kilómetros

Lo vio bajar del micro, impecable, después de unas cuantas horas de viaje. Era como esperaba. Era lo que su cabeza había intentado trasladar a la realidad en muchas oportunidades.

Cruzaron miradas. Sus ojos se reconocieron. Se encontraron. Ella se tapó la cara.


Corrió a refugiarse en sus brazos y se dieron un beso digno de telenovela, con una multitud apresurada como el mejor escenario.





Desde ese día ella supo que en la distancia no había encontrado kilómetros, sino al amor de su vida.