lunes, 3 de noviembre de 2014

Zapping


No quiero cerrar los ojos, no puedo. Tengo miedo. Me asusta creer que mi mente va a apagar las luces para comenzar a reproducir en pantalla grande una escena que no quiero revivir.

Miro el techo. Busco distracción. Prendo el televisor. Cambio de forma impaciente sin prestar atención a la programación. Se me terminan los canales y el recuerdo sigue ahí, esperándome. 

No quiero llorar. Vuelvo a hacer zapping. Mi corazón se acelera y respiro profundo. Habiendo tantas cosas lindas,  no puedo evitar caer en la tentación de querer verlo una vez más, aunque sea en mi imaginación. Aunque, ¿para qué?, si sé que no va a volver. 

El nudo en la garganta presiona más y más fuerte. Quiere tirar lo suficiente hasta conseguir que rompa en llanto. 

2 am. El ruido del ascensor me alerta unos segundos. Festejo, pero inevitablemente vuelvo a pensar en él. En por qué ya no está. En por qué me dejó así, con los temores expuestos. En para qué, ¿qué tengo que aprender? De una ausencia no se aprende, sólo se padece. 

Me duermo, a la espera de encontrarlo en un sueño y no en una pesadilla. Lo extraño, mucho; pero eso él nunca lo va a saber. 


UMS