martes, 28 de abril de 2015

Fantasma

El domingo me pasó algo a lo que aún no le encuentro un adjetivo que lo califique como corresponde.

Entrada la madrugada, a la hora en la que suelo lucirme como ama de casa vampira, fui a la terraza a colgar la ropa que había puesto a lavar durante la noche.

Subí con un balde lleno de broches y la ropa húmeda sobre mi brazo derecho. Cero práctica. Prendí la luz que ilumina un patio gigante y ahí estaba yo, con mi remerón y en bombacha. Eran las 2 am, nadie iba a ver mi look de linyera cool.

Empecé a tender la ropa con toda la paciencia del mundo. Se apagó la luz automática. Corrí a prenderla. Con mis casi 31 años aún le temo a la oscuridad. Continué con lo mío.

Mientras acomodaba una sábana sentí, cómo decirlo, que me miraban. Observé a mi alrededor y efectivamente no había nadie.

Un escalofrío recorrió mis piernas y el viento trajo una palabra, casi susurrada en mi oído izquierdo, que hizo que rompiera en llanto infantil: "HIJA".

No me paralicé, no me dio miedo, no quise correr. Todo lo contrario.

Tal vez fue -estoy más que segura- producto de mi imaginación y de la necesidad de escucharlo una vez más. Quizás fue el sonido de las hojas chocando contra una pared. Quizás fue él.

Sea lo que haya sido, estuvo ahí, de alguna forma, para recordarme quién era en su vida.



UMS

4 comentarios:

  1. Me gusta tu montonsito de palabras con forma de historias. "El sonido de las hojas chocando contra una pared" es muy fuerte. seria extremadamente pink floydeano si ella fuera la hoja

    ResponderEliminar
  2. Muy bueno, UMS! Me gusta que se cuenta no contando. Sencillo e intenso. Me gusta. Ya lo había dicho?

    ResponderEliminar
  3. Pucha, vengo leyendo de adelante para atrás... Seguro que lo entendí mal porque ahora que leí volver y luego el anterior, pues claro, no era lo que imaginaba.

    ResponderEliminar
  4. Escalofríos y lágrimas en los ojos. Ni más ni menos.

    ResponderEliminar

Deje su mensaje después de la señal.